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Un diario alfabético

A la manera de Sheila Heti y sus Alphabetical Diaries (Farrar, Straus and Giroux, Nueva York, 2024)
Un diario alfabético
Especies de helecho, cromolitografía publicada por L. Prang & Co entre 1861-1897

Cuando el año pasado me encontré con los Alphabetical Diaries (Diarios alfabéticos) de Sheila Heti, quedé prendada de inmediato con la idea. «Qué maravilla», pensé. Y también: «¿Cómo es que no se le ha ocurrido esto a nadie antes?» Lo cierto es que no es fácil reunir años de diarios escritos, primero, ni ararlos para darle a sus frases una luz nueva, en segundo lugar. Heti tomó los diarios paralelos a la escritura de su libro más descarnadamente autobiográfico: How should a person be, publicado en 2012 –en España lo tradujo Regina López Muñoz para Alpha Decay y se publicó en 2016: ¿Cómo debería ser una persona?–. Juntó más de 500.000 palabras (¡medio millón!) escritas para sí misma entre 2007 y 2013. Y luego reordenó sus frases alfabéticamente. «Abordando [los diarios] por orden alfabético puedo observar un periodo de mi vida de otra forma, desde sus temas y repeticiones», dijo en una entrevista. No quería releerlos tal cual eran, así que dinamitó su orden cronológico para hacerlo.

En el libro de Heti algunas letras están mucho más pobladas que otras. La letra I, el yo anglófono, forma una sinfonía de intenciones y querencias. La letra Q se conforma de una única frase: «Quiet days, not seeing people, feeling fine». (Días tranquilos, no estoy viendo nadie, me encuentro bien.) Traducirlo produciría un libro radicalmente distinto: tal es la fragilidad de la autobiografía*.

El experimento me parece tan hermoso que lo he replicado. Para montar mis diarios alfabéticos he propuesto por norma que las frases deben empezar por una letra concreta, y que no pueden sucederse dos frases que fueran seguidas originalmente. Heti esperó diez años, entre 2013 y 2023, para tomar distancia del texto y poder esculpirlo con mayor descubrimiento de sus importancias y sus cambios. Por mi parte me he alejado todo lo posible: los fragmentos son de mayo y junio de 2022, primeros meses en los que empecé a anotar mis diarios en un procesador de texto en lugar de en un cuaderno, a mano.


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